¿Serán tus ojos o tu pícara mirada? ¿Serán tus labios o tu dulce besar? ¿Será tu fina piel o tu tierno acariciar? ¿Será tu sonrisa o tu alegre sonrojar? ¿Será que me empiezo a enamorar?
Si el pasado fuera realidad, si pudiéramos vivir de los recuerdos, si la vida, se conviertiese en la sucesión de las anécdotas de un recuerdo glorioso, todos seríamos felices.
Sí, yo la he querido, sí yo no la olvido, y el tiempo me dice tranquilamente al oído que se ya se ido, y con ella los mejores momentos de una vida llena de infortunios, y sandeces.
Gracias Darling, por mostrarme el camino a la felicidad, Lástima que no lo pueda compartir contigo.
Y de pronto, un soplo de aire fresco entró en mi lúgrube existencia, con ella, una linda libélula, que iluminó un olvidado y oscuro rincón de mi corazón.
Quizás debí atraparla, para que me acompañe en las tristes noches solitarias, o quizás debo alejarme, para no sufrir, de nuevo, otra desgracia.
Me hallaba sumido en las tinieblas de la soledad, en la oscuridad del olvido.
Y entonces, sus ojos iluminaron mi triste corazón, su dulce voz, me despertó de esta pesadilla, fue, en ese preciso instante cuando comprendí, la magia del amor.
Zarpé con ilusión y valentía, dejando atrás lo que más quería. Fijé un rumbo desconocido, confiando en armazón fornido.
Pronto perdí a mi compañera, tempestad que a duras penas he podido superar.
Después subió la marea y arrastró mi barco hasta encallar. Escapé de las rocas y volví al hogar.
Quién me iba a decir, que este año, después de todo lo pasado, me encontraría a la deriva. Ya estoy cansado de remar, yo ya no sé si rendirme, o intentar reflotar. ¿Vale la pena este mar?