Recaída

Cuando divisaba la calma,
la tristeza se evaporaba,
volvía aquél que un día fui,
pero mi arrogancia, mi prepotencia,
me han devuelto allá de dónde salía.

Ayer, seguro de mí mismo,
la vi, y nada más verla,
mis recuerdos, pensamientos,
pertubaron mi mente,
allí estaba, ella,
tan preciosa como siempre.

Todos mis planes desbaratados,
por la belleza de una mujer,
trastornado, prosiguió la noche,
fui demasiado pesado,
gracias por soportarme,
gracias por ayudarme,
y gracias por dejar de amarme.

No valgo la pena,
soy tu lastre
que no te deja volar,
soy tu ancla,
que te impide zarpar,
soy tu bache,
que debes evitar.

Lo siento, lo siento,
quieres romper el hilo,
y yo lo remiendo con tristes versos
mientras duermes, a escondidas.

Perdóname por el daño que te he causado,
perdóname por llamarte, por llorarte,
por no poder olvidarte,
por hacerte sufrir, por haberte soñado.

Gracias, gracias, gracias,
por todo lo que has hecho por mí.